miércoles, 16 de noviembre de 2011

El Hayedo (MESÓN - RESTAURANTE)

En el noreste de la Comunidad de Madrid podemos encontrar una reserva de la biosfera francamente sorprendente, y más en otoño: la Sierra del Rincón (http://www.sierradelrincon.org/).

A una altitud comprendida entre los 900 y los 2.047 metros, abarca los municipios de Horcajuelo de la Sierra, Montejo de la Sierra, Prádena del Rincón, Puebla de la Sierra y La Hiruela, sobre una superficie total de 15.230,80 hectáreas.

Lo más conocido, el hayedo de Montejo, por ser el más septentrional de Europa. Pero todos los pueblos tienen su encanto. Os invito a que paseéis por ellos un fin de semana de otoño, para apreciar sus colores entre verdes y ocres; o un día de invierno, eso si, bien abrigados; y por que no en primavera, donde, al resurgir, la vida lo hace de un modo especial; sólo me falta el verano, ¡qué fresquito!, ¡qué buen ambiente!...

Visitad la Sierra del Rincón en cualquier momento, yo lo he hecho hoy, y como no podía ser de otra forma, haciendo una gastro-ruta. Os cuento...

Hemos quedado seis compañeros a comer en Montejo de la Sierra, aprovechando que teníamos quehaceres por los alrededores. A eso de las 14:30 h., en llegando, hemos parado en Prádena del Rincón a tomarnos un aperitivo (ya marcaba el reloj la una y media y el estomago estaba pidiendo "guerra"). Nos ha costado trabajo decidirnos y al final acertamos; paramos en el único bar que se encuentra abierto entre semana, "Bar El Rincón". ¡Qué digo bar!, tienda de ultramarinos, panadería, ¡ah, si! y bar, que tiene una barrita y unas mesas. Nada de tarjetas, que Rafael, el dueño, dice que luego no hacen más que llamarle para reservar y solo tiene tres mesas, así que, el que quiera que espabile.


¡Qué sitio tan genial!. Unos vinitos, unos llines (bote-llines, Mahou verde), una tapita de oreja, un poquito de chorizo, unas manitas de cerdo....... Vamos, que para ponerle un piso a Rafael (y a la cocinera un duplex).


Y ya con el estomago en "pre", camino de Montejo de la Sierra, a diez minutos. Aquí ya lo teníamos claro, comeremos en el restaurante El Hayedo. Ya estaba reservado que, aunque parezca mentira, tan lejos de Madrid, y entre semana: ¡se llena!.



A lo que íbamos: JUDIONES con sus sacramentos, de primero.

Judiones con sus sacramentos (morcilla, chorizo y tocino).

Y luego varios segundos (ojo, solo uno por barba, que somos unos triperos, pero nos medio controlamos...):

Chuletón de ternera.
Solomillo de cebón.
Chuletas de cordero.


La comida fue regada con un "buen" vino de frasca, su gaseosa para darle "gracia", y rematamos con café y una copita de licor (que los que tenían que conducir se la tomaron sin alcohol).

Como podréis comprobar, salimos como a nadie le importa, pero por si acaso, os aviso: ¡tienen habitaciones!...


Aunque merece la pena bajar la comida dándose una vuelta por el pueblo.


¡Ah!, ¿que queréis fotos del Hayedo?. Vamos a ver, hay que tener siempre alguna escusa para volver...

2 comentarios:

  1. Me encanta estos rincones escondidos de España por la magia que encierran! me ha encantado tu artículo Jose! tengo pendiente de subir pronto a Toledo a ver a un amigo y si Dios quiere me pasaré a conocer un poco de aquí! Ya que conozco Madrid de pasada pero nunca he parado largo tiempo y menos por sus alrededores!! un abrazo muy fuerte!

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  2. Yo casi, casi, me hubiese servido un trozo de las tres carnes, solo para comprobar la cochura de las mismas.
    Intuyo que pasaron un buen día.
    Saludos

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